jueves, 5 de febrero de 2009

sin titulo

La ruptura, el quiebre y punto de no retorno, momento clave y desicivo que diferencia el antes del después, el pasado del presente, el ayer del hoy...

Línea divisoria de lo que fue y es, un abrir de ojos a un mundo sublimemente cruel, merodeo como un mero ente, nada más, nada menos...

Lo veo, pero no siento nada, el pasado no puede retornar, pues es el pasado y no el presente.

El hoy es hoy y nunca fue tan definitivo. Quiero volver y no puedo, me encuentro atrapada, pero sin embargo con tantos caminos alternos los cuales me guían lejos de él. Sé lo que sé y no puedo no saberlo. Viví lo que viví y no puedo desvivirlo. Recuerdo lo que recuerdo ... y no puedo olvidarlo.

El corazón sufre y la mente recuerda marco por marco escenas de un desenlace que poco a poco se torna nubloso, pero la conciencia de su sola existencia permanecerá grabada en el lugar más recóndito, en un cuarto oscuro y frío, a puerta cerrada.

Procuro pretender que nunca se dio, como todos aquellos otros sueños obscuros, pero nunca ha sido tan real, tan ... absoluto.

Por eso, el ayer sigue siendo el ayer y el hoy, hoy. Por más que trate a gritos de cambiarlo.

No es cuestión de perdonar, pues perdonado está, sino que el pasado es el pasado y el presente el presente, y eso, nadie ni nada podrá cambiarlo...

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