martes, 24 de febrero de 2009


Era una niña feliz, que había tenido una infancia confusa y borrosa, pero feliz al fin y al cabo. Tenía ciertas recolecciones centellantes de un pasado distante de un oh naranjal, un crucigrama a punto de ser resuelto y chocolate, mucho chocolate. Era inocente, ingenua, y meditaba en el cómo no podría haber atisbado lo que estaba por venir. Fue un día inesperado, un caluroso día de febrero. Las ventanas estaban abiertas y el perro yacía en el piso cual alfombra, cual decoración inanimada.

Ya había sucedido innumerables veces. "Él" iba y venía, "ella" permanecía, mientras nuestra protagonista abría y cerraba los ojos, era como un sueño. No fue hasta que finalmente, en este día lleno de estupor, de bochorno insoportable, el augurio debía ser cumplido. No sabía que una luna antes lo había visto por una última vez, al que alguna vez respondía al título de padre. Se embarco en una travesía de paradero desconocido, hasta ahora ella no sabe si volverá.

Nadie parece notarlo más que su madre, pero otro llego en este día funesto, en este día de calvario, en este día . Venía a suplantarlo, pero "cómo era posible? quien se cree que es? no es quien clama ser!" El temple no es el mismo, mantiene una mirada ofuscada, un caminar sospechoso, insidioso. "El otro" habitaba con ella, desempeñaba el papel de destruir todo lo que cruzaba su camino. Así pasaron 5 meses penosos y longevos de tortura, parecían años.

"Cuando volvería él? En donde se encuentra? Porqué se fue? Retornará siquiera?"

Todas estas preguntas incesantes atormentaban su mente, la atiborraba. La perseguía un constante sentimiento de frustración, de impotencia, un no se qué... Finalmente, un día que nisiquiera recuerda "el otro" empaco sus maletas y dejo la casa. Sin embargo, en la casa todavía habitaba algo de esta presencia maldita, había dejado un hedor, un humor, no parecía irse nunca. Permanecía y permanecía creando una especie de yugo, un terror constante que martirizaba a las que allí se encontraban.

Era una pesadilla de la cual no podían despertar. Seguían sudando, seguían soñando con "el otro", rondaba el vecindario, rondaba sus vidas, atormentaba sus psiquis, volaba por los aires y las poseía, no se había ido entonces del todo.

Día tras día las hojas caían y ellas permanecían cual esclavas, atadas a un pasado que no las dejaba ir, la libertad era aparente, pero esas cadenas inadvertibles y traicioneras seguían cerradas mientras "el otro" resguardaba la llave, sabía muy bien que las tenía bajo su control, dominadas. Parecía que estaba en todas partes, en la brisa, en la cocina, en las habitaciones, oía toda conversación, sabía lo que pululaba en sus cabezas, se alimentaba de ellas, de sus angustias y temores y así crecía, se volvía más y más fuerte.

Como es la vida. Ella tenía un gran sueño, como todos, seguir siendo una niña, un peter pan, quería poder detener el tiempo en los instantes breves pero felices, aquellos momentos preciados que guardamos en el cofre de nuestros recuerdos, se aferraba tiernamente a este ideal, "el otro" no tardo en notarlo. Sigilosamente se escurría y se transformaba, tenía muchas mudas y disfraces, muchas mentiras embellecidas, ella le creía, sabía que era "el otro", pero aun así le creía. Ella misma decidía engañarse, abría su cofre nuevamente y soñaba con que "el otro" era "él", tenía que serlo, no podía haber desaparecido tan .... repentinamente... no era razonable, no era lógico, no había ciencia que pudiera explicarlo, ella tenía que estar alucinándolo a este, tenía que estar loca. Y así ella le creía.

Muchas veces cayo en su red. Cual mosca distraída era encantada, hechizada, engatusada y la araña la atrapaba en su telaraña, guardándola, apresada.

Hoy ella sabe que él no esta con ella, y lo visita cuando sus ojos se cierran y viaja a un mundo fantástico, ahí lo encuentra. Es un mundo fantástico, y todo es igual que antes, nada ha cambiado, hasta que, repentinamente le suelta la mano y se aleja y se aleja cada vez mas, ella corre y corre, pero no logra nada más que seguir alejándose, esta allí pero no puede llegar a él. Pasa un instante y abre los ojos. Ya no permite que el otro la domine, cortó el yugo, pero a veces recae como cualquier ser imperfecto.

Que mundo tan cruel, su inocencia ha sido quebrantada, afrontó un crudo despertar a un nuevo mundo donde no todo es color rosa, hay muertes, hay dolor, hay hambruna y no hay vuelta atrás. "Cómo quisiera volver!" Pero ella sabe que después de que el día pase, con todas sus penurias y avatares volverá a reencontrarse con "él", correrá con "él", la abrazará y le dirá que todo esta bien. Estará en un lugar donde podrá volver pero tan solo como visitante, a un país de ensueños, a sus recuerdos de un oh naranjal, un crucigrama a punto de ser resuelto y chocolate, mucho chocolate.

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